Las científicas del pasado abrieron un camino en el que legaron su pasión por el conocimiento y la generosidad con las que vendrían detrás. Hoy constituyen el mejor espejo en que mirarse para las futura generaciones de investigadoras que se enfrentan a retos como recortar el ‘efecto tijera’, que supone que conforme se va ascendiendo en las responsabilidades y cargos las mujeres disminuyen.
La ingeniera de telecomunicaciones gaditana Natalia Galindo trabaja en CLIC, un colisionador de partículas que está en fase de diseño en el CERN y que puede convertirse en el relevo de los actuales. Experta en radiofrecuencia, su tarea es encontrar un método de alineamiento ultrapreciso de las estructuras aceleradoras que compondrán el colisionador
La física sevillana Marta Sabaté-Gilarte investiga en el CERN la medida de datos nucleares para mejorar la dosimetría, el estudio de la dosis de radiación depositada en los tejidos cancerosos. Se trata de un tipo de terapia experimental contra los cánceres agresivos, masivos y recurrentes.
La catedrática de la Universidad de Sevilla Laura Roa apunta las tendencias en su área. Su trayectoria investigadora le ha llevado a inspirarse en la naturaleza para abordar todos sus proyectos, dado que los sistemas biológicos constituyen un modelo al que imitar desde el punto de vista del diseño
Si echamos un vistazo a las aulas de las universidades, son más las estudiantes matriculadas. Un ejemplo, en Andalucía, este curso que finaliza, un 55 % (135.000) son chicas, frente al 45 % de hombres (110.000). También se licencian en mayor número y, según la catedrática de la Universidad de Sevilla Ana Guil, experta en [&hellip
Termina hablando de Doña Angelita, inventora de la enciclopedia electrónica, artilugio precursor del actual e-book, y Adela Muñoz es también una enciclopedia de la historia de mujeres de ciencia. Esta catedrática de Química de la Universidad de Sevilla desgrana de forma vehemente la vida y aportaciones de aquellas que quedan sepultadas por las biografías de sus coetáneos masculinos
“Investigar es ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar lo que nadie ha pensado”, apuntaba Albert Szent Gyorgi y para la Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Sevilla Catalina Lara esa capacidad de análisis y observación supone una de las cualidades de todo buen científico, junto con la perseverancia y, sobre todo, la curiosidad, que prende la chispa de todo el proceso investigador
